Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
– Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
– ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Opinión
La lectura nos trata de explicar que cuando alguien te pide ayuda tu puedes ayudarlo o no pero si no lo ayudas podría haber consecuencias que te perjudicarian, y si lo ayudas puede haber alguna recompensa, y si no lo llegará haber te quedarías con la satisfacción de haber ayudado a alguien que lo necesitará.
Ismael Garduño
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